La danza oriental no puede curarlo todo ni cambiar a nadie en poco tiempo, pero sí puede llegar a ser la fuente de mejoras fundamentales y avances muy positivos. Además, se pueden disfrutar los beneficios de esta danza a cualquier edad.
Si bien es difícil precisar donde termina el plano físico y dónde comienza el emocional o mental, se puede hacer un intento de clasificación:
Cambios positivos:
* Mayor conciencia corporal;
* Aumento de la concentración y la memoria;
* Mayor sensualidad;
* Corrección postural;
* Sentido del ritmo;
* Razonamiento espacial.
Cambios físicos:
* Aporta flexibilidad a todo el cuerpo;
* Incrementa la resistencia corporal;
* Reduce la tensión y bloqueos en los músculos;
* Estimula el buen funcionamiento de los órganos internos;
* Contribuye a desarrollar la respiración profunda;
* Tonifica las extremidades;
* Redistribuye el peso para evitar que haya sobrecargas en las articulaciones, aliviando el dolor;
* Corrige problemas posturales;
* Desbloquea las articulaciones;
* Mejora la coordinación psicomotora;
* Refuerza el sistema inmunológico y el sistema hormonal;
* Todo el cuerpo recobra equilibrio y armonía a nivel físico.
Existen muchos otros sistemas que trabajan desde el punto de vista de canalizar la energía como una manera de integrar cuerpo, mente y alma. Así por ejemplo, aunque no sea su objetivo, la danza oriental puede ayudar a equilibrar los chakras (para la doctrina hindú, el cuerpo comprende siete chakras situados a lo largo de la columna vertebral, centros de entrada y salida de energía), por lo cual el cuerpo se vuelve mas receptivo y sensible.